¿Idolatria en el templo?

Ezequiel 8: 3/18 Extendió algo que parecía ser una mano y me tomó del cabello. Luego el Espíritu me elevó al cielo y me transportó a Jerusalén en una visión que procedía de Dios. Me llevó a la puerta norte del atrio interior del templo, donde hay un ídolo grande que ha provocado los celos del Señor . De pronto, estaba allí la gloria del Dios de Israel, tal como yo la había visto antes en el valle. Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, mira hacia el norte». Así que miré hacia el norte y, junto a la entrada de la puerta que está cerca del altar, estaba el ídolo que tanto había provocado los celos del Señor . «Hijo de hombre —me dijo—, ¿ves lo que hacen? ¿Ves los pecados detestables que cometen los israelitas para sacarme de mi templo? ¡Pero ven y verás pecados aún más detestables que estos!». Luego me llevó a la puerta del atrio del templo, donde pude ver un hueco en el muro. Me dijo: «Ahora, hijo de hombre, cava en el muro». Entonces cavé en el muro y hallé una entrada escondida. «¡Entra —me dijo—, y mira los pecados perversos y detestables que cometen ahí!». Entonces entré y vi las paredes grabadas con toda clase de reptiles y criaturas detestables. También vi los diversos ídolos a los que rendía culto el pueblo de Israel. Allí había de pie setenta líderes de Israel y en el centro estaba Jaazanías, hijo de Safán. Todos tenían en la mano un recipiente para quemar incienso y de cada recipiente se elevaba una nube de incienso por encima de sus cabezas. Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto lo que los líderes de Israel hacen con sus ídolos en los rincones oscuros? Dicen: “¡El Señor no nos ve; él ha abandonado nuestra tierra!”». Entonces el Señor agregó: «¡Ven y te mostraré pecados aún más detestables que estos!». Así que me llevó a la puerta norte del templo del Señor ; allí estaban sentadas algunas mujeres, sollozando por el dios Tamuz. «¿Has visto esto? —me preguntó—. ¡Pero te mostraré pecados aún más detestables!». Entonces me llevó al atrio interior del templo del Señor . En la entrada del santuario, entre la antesala y el altar de bronce, había unos veinticinco hombres de espaldas al santuario del Señor . ¡Estaban inclinados hacia el oriente, rindiendo culto al sol! «¿Ves esto, hijo de hombre? —me preguntó—. ¿No le importa nada al pueblo de Judá cometer estos pecados detestables con los cuales llevan a la nación a la violencia y se burlan de mí y provocan mi enojo? Por lo tanto, responderé con furia. No les tendré compasión ni les perdonaré la vida y por más que clamen por misericordia, no los escucharé». NTV.

Jeremías 7: 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecerlas a la diosa que llaman Reina del Cielo. Me ofenden, además, ofreciendo vino a dioses extraños. DHH.

Jeremías 44: 17/19 Al contrario, seguiremos haciendo lo que habíamos decidido hacer. Seguiremos ofreciendo incienso y ofrendas de vino a la diosa Reina del Cielo, como lo hemos hecho hasta ahora y como antes lo hicieron nuestros antepasados y nuestros reyes y jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Pues antes teníamos comida en abundancia, nos iba bien y no nos vino ninguna desgracia; pero desde que dejamos de ofrecer incienso y ofrendas de vino a la Reina del Cielo, nos falta de todo, y nuestra gente muere de hambre o en la guerra. Las mujeres añadieron: —Nosotras hacíamos tortas que representaban a la Reina del Cielo, y le ofrecíamos incienso y ofrendas de vino, pero todo ello con el consentimiento de nuestros esposos. Y lo seguiremos haciendo. DHH.

Apocalipsis 21: 7/8 A los que triunfen sobre las dificultades y sigan confiando en mí, les daré todo eso, y serán mis hijos, y yo seré su Dios. Pero a los cobardes, a los que no confíen en mí, a los que hagan cosas terribles que no me agradan, a los que hayan matado a otros, a los que tengan relaciones sexuales prohibidas, a los que practiquen la brujería, a los que adoren dioses falsos, y a los mentirosos, los lanzaré al lago donde el azufre arde en llamas; y allí se quedarán, separados de mí para siempre.» TLAD.

2 de Corintios 6: 16/18 ¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo tanto, salgan de entre los incrédulos y apártense de ellos, dice el Señor . No toquen sus cosas inmundas, y yo los recibiré a ustedes. Y yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso» . NTV.

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