El campo, ...

Mateo 13: 38/10. 38 El campo es el mundo y la semilla buena son todos los hijos del reino de Dios. La mala hierba es la gente que está con el maligno. 39 El enemigo que puso la mala hierba entre el trigo es el diablo. La cosecha es el fin del mundo y los que recogen la cosecha son los ángeles. 40 Lo mismo que le pasa a la mala hierba que se saca y se quema en el fuego, va a suceder al fin del mundo. PDT. "Han firmado pacto con la muerte, dicen, y se han vendido al diablo a cambio de su protección contra los asirios. «No podrán tocarnos», dicen, «pues estamos protegidos por uno que los engañará y los burlará»." Isaías 28: 15 NBD. 15Ustedes afirman: «Hemos hecho un pacto con la muerte y un convenio con el lugar de los muertos para que cuando venga el terrible castigo, no nos afecte. Conseguimos refugio a base de mentiras, y escondedero mediante el engaño». Isaías 28: 15.PDT.
 
... se ve igual, la gigante multitud de seres humanos "amontonados unos contra otros", parecen iguales, y lo son por ser criaturas del Creador; sin embargo no son iguales, "se mueven" de manera diferente, por razones diferentes, responden a su "llenura"; o bien la llenura del Espíritu de Cristo Jesús, o bien a la vaciedad que es suplida por la presencia diabólica que inunda sus mentes-almas-; El campo parece estar cultivado enteramente con trigo, pues a la distancia se "ve todo igual', en
 
apariencia el campo esta sembrado de trigo, pero no es así, porque al lado de las serenas, firmes, erguidas y doradas espigas de trigo, se mecen, se contorsionan, "se estiran", los endebles tallos de maleza, que hacen de sus frenéticos "movimientos", el intento por evitar que el sol, y los nutrientes dispuestos por el "Labrador", para el trigo, sean para "ellos"; los ruidos que "emiten" como si no se vieran como realmente son, exclaman, somos cristianos, somos iguales al trigo.
 
Mateo 5: 44/45 44Pero yo les digo que amen a sus enemigos y pidan en sus oraciones por los que los persiguen. 45De esta forma, ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que el sol salga tanto para los malos como para los buenos y que la lluvia caiga tanto para los justos como para los injustos.  PDT. 14No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad? ¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas? 15¿Qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo[a]? ¿Cómo puede un creyente asociarse con un incrédulo? 16¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.[b 2 de Corintios 6: 14/16  NTV.
 
Mateo 25: 39/43 39No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.” 40»Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.” 41»Luego les diré a los malvados: “¡Aléjense de mí! Lo único que pueden esperar de Dios es castigo. Váyanse al fuego que nunca se apaga, al fuego que Dios preparó para el diablo y sus ayudantes. 42Porque cuando tuve hambre, ustedes no me dieron de comer; cuando tuve sed, no me dieron de beber; 43cuando tuve que salir de mi país, ustedes no me recibieron en sus casas; cuando no tuve ropa, ustedes tampoco me dieron qué ponerme; cuando estuve enfermo y en la cárcel, no fueron a verme.” TLA.
 
Romanos 8: 9/10 9En ustedes no predomina la mentalidad humana sino la del Espíritu, porque el Espíritu de Dios vive en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo. 10El cuerpo de ustedes está muerto por culpa del pecado, pero si Cristo está en ustedes, Dios los aprobó y el Espíritu les da vida. PDT. 19Yo, por mi parte, mediante la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. 20He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí. Gálatas 2: 19/20. CST.

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