! habituados !, ...

Isaias 56: 9/12 9»Ustedes, bestias del campo, y ustedes fieras del bosque, ¡vengan y devoren! 10Todos los que vigilan a mi pueblo son ciegos e ignorantes; todos ellos son como perros mudos, que ni ladrar pueden: siempre somnolientos y echados, ¡les encanta dormir! 11Son como perros: ¡comilones e insaciables! Y quienes los guían no saben entender; todos ellos van por su propio camino, cada uno va por su lado, buscando su propio provecho. 12Los invitan a tomar vino y a emborracharse con sidra, mientras les aseguran que el día de mañana será mejor que el presente. RVC. 

... a su naturaleza,  los eres humanos son herederos de los veteranos de las epopeyas antiguas, de las guerras milenarias por conservar los "territorios marcados" como propiedad; las estancias que dominaron el rastreo bajo de las orugas empeñadas en hazañas en el territorio que se extiende a nivel del piso, inmensamente alejado de la copa de los arboles que despejan la infinita inmensidad en que vuelan las mariposas, libres del terror propio del suelo en que todos los sucesos son extremos, alimentados por el calor que se difunde por todas las partes del suelo, hecho que es común, es global para todos los habitantes del mundo subterráneo.

Job 24: 1/20 »Si el Todopoderoso sabe todo lo que pasa, ¿por qué sus seguidores nunca saben cómo actuar? 2No respetan los linderos de las tierras; roban ganado para aumentar lo que tienen; 3al huérfano lo despojan de su asno, a la viuda le quitan en prenda su buey. 4A los que nada tienen, los apartan del camino; por miedo, se esconden los pobres de la tierra. 5Esa gente es insaciable. Son como asnos del monte. Se levantan de mañana dispuestos a robar; con sus robos del desierto alimentan a sus hijos. 6Esos malvados espigan en campos ajenos, y rebuscan en las viñas de otra gente. 

7Hacen que el desnudo duerma sin ropa, sin nada que pueda protegerlos del intenso frío. 8La lluvia de los montes los empapa, y buscan refugio en los huecos de las peñas. 9Al recién nacido lo apartan del pecho, y lo toman como prenda por las deudas; 10a los pobres los dejan desnudos, y a los hambrientos los despojan de su pan. 11Se esconden en su casa para extraer aceite, dicen que fabrican vino, pero se mueren de sed. 12En la ciudad se escuchan los gemidos del moribundo, y claman las gargantas de los heridos de muerte, pero Dios no escucha su oración. 13»Ellos son los que no amaron la luz, ni conocieron los caminos de Dios, ni jamás estuvieron en sus veredas. 14Amanece, y el malvado se levanta, y mata al pobre y al necesitado;anochece, y se convierte en vil ladrón. 

15El adúltero espera la oscuridad de la noche, con la idea de que nadie lo verá; cubre su rostro para que nadie lo vea. 16Usa las tinieblas para perpetrar sus robos, en casas previamente señaladas en el día; no saben lo que es la luz. 17Para esos malvados, el día es la sombra de la muerte; si son descubiertos, pueden darse por muertos.  18»Huyen ligeros, como las corrientes de agua; Todo lo que tienen está bajo maldición, y nadie querrá trabajar en sus viñas. 19Con la sequía y el calor se derrite la nieve, y con el sepulcro se esfuma el hombre pecador; 20su propia madre se olvida de ellos, que se convierten en el deleite de los gusanos. Nadie guarda de ellos ningún recuerdo, pues son arrancados como todo árbol seco. RVC. 

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