! terrenales ¡, ...

Juan 3: 10/13 10 Jesús le respondió: «Tú eres maestro(A) de Israel, ¿y no entiendes estas cosas? 11 En verdad te digo que hablamos lo que sabemos(B) y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no reciben nuestro testimonio(C). 12 Si les he hablado de las cosas terrenales, y no creen, ¿cómo creerán si les hablo de las celestiales? 13 Nadie ha subido al cielo(D), sino Aquel que bajó del cielo(E), es decir, el Hijo del Hombre(F) que está en el cielo[a]. NBLA. 

... dando honor y reconocimiento a lo terrenal, a la puramente carnal, mundanal, y diabólico, el lenguaje de la gente, que es impulsado por el dios de este mundo, para desarrollar la enorme gama de posibilidades, para los cuerpos, hambrientos, y afiebrados por los instintos animales que van a allá de la reproducción, que son la gula del bajo vientre, la felicidad que tanto es buscada por los seres humanos, búsqueda que nada ni nadie, puede cambiar, teniendo en cuenta que la Palabra de Consuelo del Padre, es la menos tenida en cuenta.

1 de Corintios 2: 10/16 10 Pero[a] fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios. 11 Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. 12 Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios (no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado.

13 Les decimos estas cosas sin emplear palabras que provienen de la sabiduría humana. En cambio, hablamos con palabras que el Espíritu nos da, usando las palabras del Espíritu para explicar las verdades espirituales;[b] 14 pero los que no son espirituales[c] no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque solo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir. 15 Los que son espirituales pueden evaluar todas las cosas, pero ellos mismos no pueden ser evaluados por otros. 16 Pues,  «¿Quién puede conocer los pensamientos del Señor? ¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?»[d]. Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo. NTV.

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