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Romanos 10: 6/10 6 Pero la justicia que es de la fe, dice así: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?”. Esto es, para hacer bajar a Cristo, 7 o “¿Quién descenderá al abismo?”. Esto es, para subir a Cristo de entre los muertos».8 Pero, ¿qué dice? «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, la palabra de fe que predicamos: 9 que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación. NBLA.

... libremente, en la soberanía que le da forma y valor a las decisiones que convierten en hechos, cada instante los seres humanos, en ejercicio pleno del libre albedrio, los que son sombras, y que han tenido el privilegio de comprobarlo, porque las maquinaciones de satanás, que los envolvía en el manto de muerte que es su naturaleza, ha quedado al descubierto, la mentira, en que los mantenía muertos, "predicando" que la muerte es lo que significa "vivir", reniegan del pecado y la muerte, y libremente declaran que en verdad tienen un Señor, que los salvó del abismo eterno de la muerte, y pronuncian el Sagrado Nombre, de su Amoroso Redentor, para sellar su restauración, a la vida, y a la familia de Dios.

Lucas 6: 22/31 22 »Un día, el mendigo murió y los ángeles lo llevaron junto a Abraham. El rico murió también y lo enterraron. 23 En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. 24 Entonces lo llamó a gritos: “Padre Abraham, ten compasión de mí. Manda a Lázaro a que moje la punta de su dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”. 25 »Pero Abraham le respondió: “Hijo, recuerda que cuando ustedes vivían, a ti te fue muy bien pero a Lázaro muy mal. Ahora a él le toca recibir consuelo aquí y a ti te toca sufrir. 26 Además, entre ustedes y nosotros hay un gran abismo, y nadie puede venir de allá para acá ni ir de aquí para allá”.

27 »El rico, le dijo: “Padre Abraham, entonces te suplico que mandes a Lázaro a la casa de mi padre, 28 para que avise a mis cinco hermanos, y no vengan ellos también a este lugar de tormento”. 29 Pero Abraham le replicó: “Ellos ya tienen a Moisés y a los profetas: ¡que les hagan caso!”. 30 »Entonces el hombre rico respondió: “No les harán caso, padre Abraham. Pero si algún muerto fuera y se les presentara entonces sí se arrepentirán”. 31 Abraham le dijo: “Si no le hacen caso a Moisés y a los profetas, tampoco le harán caso a alguien que se levante de entre los muertos”». NBV.

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