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Salmos 90: 1/7 (1b) Señor, tú has sido nuestro refugio por todas las edades. 2 Desde antes que se formaran los montes y que existieran la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios. 3 Haces que el hombre vuelva al polvo cuando dices: «Vuelvan al polvo, seres humanos.» 4 En verdad, mil años, para ti, son como el día de ayer, que pasó. ¡Son como unas cuantas horas de la noche! 5 Arrastras a los hombres con violencia, cual si fueran sólo un sueño; 6 son como la hierba, que brota y florece a la mañana, pero a la tarde se marchita y muere. 7 En verdad, tu furor nos consume, ¡nos deja confundidos! 8 Nuestros pecados y maldades quedan expuestos ante ti. DHH.

... el pecado como estilo de "vida", desenmascarada la oscuridad como ámbito de operación de la muerte; expuesta la desnudez de la conducta humana por la Luz de la Palabra de Dios, la gente huye en todas direcciones buscando "ropa" para cubrir os cuerpos, lo único que no requiere, que no tiene por qué ser cubierto, pues obra maestra del Creador, lo hacen porque no saben que su desnudez no es física es espiritual, es la enorme carga que se acumula en sus conciencias, depositada en sus mentes-almas-.  

Romanos 8: 33/39 33 ¿Quién podrá acusar a los que Dios ha escogido? Dios es quien los hace justos. 34 ¿Quién podrá condenarlos? Cristo Jesús es quien murió; todavía más, quien resucitó y está a la derecha de Dios, rogando por nosotros. 35 ¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, o las dificultades, o la persecución, o el hambre, o la falta de ropa, o el peligro, o la muerte violenta? 36 Como dice la Escritura:

«Por causa tuya estamos siempre expuestos a la muerte;
nos tratan como a ovejas llevadas al matadero.»

37 Pero en todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Estoy convencido de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los poderes y fuerzas espirituales, ni lo presente, ni lo futuro, 39 ni lo más alto, ni lo más profundo, ni ninguna otra de las cosas creadas por Dios. ¡Nada podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado en Cristo Jesús nuestro Señor! DHH.

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