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Ezequiel 36: 18/23 18 Por la sangre que derramaron, descargué mi enojo sobre ellos, pues con sus ídolos contaminaron la tierra. 19 Por eso los dispersé por todas las naciones y por todos los países, pues los juzgué como lo merecían sus acciones y su conducta. 20 Cuando llegaron a las naciones a las que fueron llevados, profanaron mi santo nombre, pues de ellos se decía que eran el pueblo del Señor, y que de la tierra del Señor habían salido. 21 Y me ha dolido ver que mi santo nombre ha sido profanado por el pueblo de Israel entre las naciones a las que fueron llevados.
22 »Por eso, dile al pueblo de Israel que yo, su Señor y Dios he dicho: “Pueblo de Israel, no lo hago por ustedes, sino por causa de mi santo nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones a las que fueron llevados. 23 Pero yo santificaré la grandeza de mi nombre, el cual ustedes profanaron entre las naciones. Y cuando delante de sus ojos yo sea santificado en medio de ustedes, las naciones sabrán que yo soy el Señor. Palabra de Dios el Señor. RVC.
... el Nombre, la Identidad de Dios, sus conciencias cicatrizadas por el pecado imperdonable de la ingratitud es decir de la idolatría, quedo probado y perpetuado en el desierto frente al monte Sinaí, lugar del encuentro personal que debía haber sucedido entre los peores seres, la peor nación que habitaba el mundo, escogidos precisamente por esa razón, para hacerlos ejemplo que condenara a las naciones idolatras paganas que formaban el conglomerado del mundo.
Gálatas 3: 6/10 6 Así también, Abraham creyó a Dios, y Dios le tuvo esto en cuenta y lo reconoció como justo. 7 Por lo tanto, ustedes deben saber que los verdaderos descendientes de Abraham son los que tienen fe. 8 La Escritura, viendo de antemano que también entre los no judíos iba Dios a reconocer como justos a los que tuvieran fe, había anunciado a Abraham esta buena noticia: «Todas las naciones serán bendecidas por medio de ti.» 9 De manera que los que creen son bendecidos junto con Abraham, que también creyó.10 Quienes ponen su confianza en la ley están bajo maldición, porque la Escritura dice: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley.» DHH.
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