Oficiando, ...

Juan 8: 4/7 le dijeron a Jesús: —Maestro, a esta mujer se le ha sorprendido en el acto mismo de adulterio. En la ley Moisés nos ordenó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices? Con esta pregunta le estaban tendiendo una trampa, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo. Y como ellos lo acosaban a preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: —Aquel de ustedes que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. NVI.

... como genuinos componentes del sistema religioso, los seres humanos, que rodeaban a Cristo Jesús, ciegamente trataron de probar ante el que el pecado era algo externo y circunstancial, emocional y sentimental, en lo que caían ciertos individuos, "que eran descubiertos, en el acto mismo de adulterio"; jamás pudieron aceptar que ante Dios todos eran pecadores y por lo tanto todos estaban muertos espiritualmente.  

Salmo 36: 1/4 En lo profundo de su corazón el pecado convence al perverso de hacer el mal; no le teme a Dios ni lo respeta. Se mienten a sí mismos; no ven sus faltas, y por eso no se sienten mal por lo que hacen. Sus palabras son sólo maldad y traición; han dejado de obrar con sensatez y de hacer el bien. Cuando se van a dormir, planean el mal que van a hacer. Al otro día se levantan dispuestos a hacer el mal y no cesan de hacerlo. PDT.

Romanos 3: 10/18 pues como está escrito: «No hay justo, ¡ni uno solo! No hay quien tenga entendimiento. No hay quien de verdad quiera conocer a Dios. Todos han abandonado a Dios. Todos se hicieron inútiles. No hay nadie que haga el bien. ¡Ni uno solo! Su boca es un sepulcro abierto; usan la lengua para engañar. Lo que dicen es como el veneno de una serpiente. Su boca está llena de maldición y amargura. Están siempre listos para herir o matar; dondequiera que van causan destrucción y tristeza. No conocen el camino que lleva a la paz. No les pasa por la mente tener respeto o temor de Dios». PDT.

Juan 8: 7/11 Como seguían haciéndole preguntas, se enderezó y les dijo: —Aquel de ustedes que nunca haya pecado, tire la primera piedra. Y se inclinó de nuevo a seguir escribiendo en el suelo. Al oír esto, los más viejos comenzaron a irse, y luego poco a poco los demás también se fueron. Sólo la mujer seguía allí y Jesús se quedó solo con ella. Entonces él se enderezó y le preguntó: —Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella dijo: —Nadie, Señor. —Yo tampoco te condeno. Vete y no vuelvas a pecar. NBD.

Es de capital importancia apreciar que el Creador no le dice a la mujer; vete y no vuelvas a cometer adulterio, lo que Cristo Jesús le dijo fue: "Vete y no vuelvas a pecar". Negrilla agregada por V. de C. 

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