Debo, ...

Lucas 19: 1/5 Jesús entró en Jericó y comenzó a pasar por la ciudad. 2Había allí un hombre llamado Zaqueo. Era jefe de los cobradores de impuestos de la región y se había hecho muy rico. 3Zaqueo trató de mirar a Jesús pero era de poca estatura y no podía ver por encima de la multitud. 4Así que se adelantó corriendo y se subió a una higuera sicómoro que estaba junto al camino, porque Jesús iba a pasar por allí. 5Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: «¡Zaqueo! —le dijo—, ¡baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa». NTV.

... hospedarme en tu casa Zaqueo, has sido hallado apto para ser uno, en los que toma forma el altar de Dios, que es en verdad su habitación, ha terminado la milenaria tradición de visitar altares como práctica de pago a los dioses para avanzar en circulo derrochando ocio y aburrimiento, ahora  eres parte de mi familia, de la familia de Dios en cumplimiento de la promesa hecha a Abraham, por tu decisión de "seguirme" eres el templo en que me "hospedó eternamente", has sido digno de "ser", parte integral de la familia y sus planes, eres el "vehículo que Yo conduzco", por el camino escogido, desarrollando en mi carácter, el propósito el carácter del verdadero Zaqueo.

Lucas 19: 6/10 6Zaqueo bajó de prisa, y con mucho gusto recibió a Jesús. 7Todos, al ver esto, murmuraban, pues decían que Jesús había entrado en la casa de un pecador. 8Pero Zaqueo se puso de pie y le dijo al Señor: «Señor, voy a dar ahora mismo la mitad de mis bienes a los pobres. Y si en algo he defraudado a alguien, le devolveré cuatro veces más lo defraudado.» 9Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues este hombre también es hijo de Abrahán. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.» RVC.   

Marcos 10: 17/22 17Cuando salía para seguir su camino, vino uno corriendo, y arrodillándose delante de El, le preguntó[a]: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? 18Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. 19Tú sabes los mandamientos: “No mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre”. 20Y él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. 21Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 22Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes. LBLA.

Hechos 7: 46/49 46Por su parte, David, que gozaba del favor de Dios, solicitó proporcionar un santuario a la estirpe de Jacob. 47Sin embargo, fue Salomón quien lo construyó; 48aunque debe quedar claro que el Altísimo no habita en edificios construidos por manos humanas, como dice el profeta: 49Mi trono es el cielo, dice el Señor, y la tierra, el estrado de mis pies. ¿Por qué queréis edificarme un santuario o un lugar que me sirva de morada? BLP. 19¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos. 20Habéis sido rescatados a buen precio; glorificad, pues, a Dios con vuestro cuerpo. 1 de Corintios 6: 19/20. BLP. 

Gálatas 4: 4/7 4Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. 5Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; 6y debido a que somos[a] sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre»[b]. 7Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero. NTV.





















 

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