! las coronas!, ...

Salmo 37: 34/36  34 Tú espera en el Señor, y sigue su camino, y él te exaltará, y heredarás la tierra; y cuando los pecadores sean destruidos, tú estarás allí para verlo. 35 Yo vi cómo el maligno era enaltecido; lo vi extenderse como verde laurel; 36 pero el tiempo pasó, y él dejó de existir; cuando lo busqué, ¡ya había desaparecido! RVC. ¡Lloren, aflíjanse, hagan lamentos! ¡Conviertan su risa en llanto, y su alegría en tristeza! 10 ¡Humíllense ante el Señor, y él los exaltará! Santiago 4 9/10. RVC.

.. con las que Dios, ciñe la cabeza de los santos, de sus santos hijos, están hechas de laurel, ese que es semblanza del material que usan los hombres para engrandecer sus obras, para coronar sus desempeños, aquellas actividades cifradas en la nada, lo irreal que hoy es deslumbrante esplendor de marquesinas y exabruptos de apariencia, que mañana habrán desaparecido. El Laurel con el que Dios teje las coronas que ciñen la sienes de sus hijos, toma legitimo nombre en el Amor, el frondoso y eterno Laurel que resplandecerá siempre, porque Dios que es Amor es la resplandeciente y eterna Presencia sobre los que son exaltados por su Señor, conforme a su Santo, Justo y Amoroso Criterio.

Corona, de la Mujer:
 
Proverbios 31: 10/31 10 Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!11 Su esposo confía plenamente en ella  y no necesita de ganancias mal habidas. 12 Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. 13 Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. 14 Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento.15 Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y tarea[d] a sus doncellas. 16 Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. 17 Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. 18 Se complace en la prosperidad de sus negocios,  y no se apaga su lámpara en la noche. 19 Con una mano sostiene el huso  y con la otra tuerce el hilo. 20 Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. 21 Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados. 22 Las colchas las cose ella misma, y se viste de púrpura y lino fino. 23 Su esposo es respetado en la comunidad; ocupa un puesto entre las autoridades del lugar. 24 Confecciona ropa de lino y la vende; provee cinturones a los comerciantes. 25 Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir. 26 Cuando habla, lo hace con sabiduría; cuando instruye, lo hace con amor. 27 Está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. 28 Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba: 29 «Muchas mujeres han realizado proezas, pero tú las superas a todas.» 30 Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. 31 ¡Sean reconocidos sus logros, y públicamente alabadas sus obras! NVI.
 
Corona del hombre:
 
Job 31: 1/40 »Hice un compromiso con mis ojos de no poner la mirada en ninguna doncella. ¿Cómo podría Dios premiarme por eso? ¿Qué me daría el Todopoderoso en las alturas? ¿Acaso él no castiga a los malvados? ¿Acaso no hay dolor para los malhechores? ¿Acaso Dios no vigila mis pasos y se fija en todo lo que hago?  »Si acaso me he conducido con mentira, o me he apresurado a engañar a todo el mundo, que Dios me pese en su balanza, para que compruebe que soy inocente. Si acaso me he apartado del camino, y permití que mis ojos guiaran mis sentidos; o dejé que mis manos tomaran algo ajeno, ¡que otro coseche lo que yo siembre,  y que mis siembras sean desarraigadas! »Si me dejé seducir por la mujer ajena, y esperé a que mi prójimo saliera de su casa, 10 ¡que mi esposa cocine para otro, y que otros hombres la posean! 11 Esos actos son malvados, son inicuos, y deben ser castigados por los jueces. 12 Son un fuego que consume hasta el sepulcro,  y que acabaría con todas mis posesiones. 13 »Si no hubiera atendido a mi siervo y a mi sierva cuando me reclamaban que les hiciera justicia, 14 ¿con qué cara podría presentarme ante Dios, y responderle cuando me preguntara por ellos? 15 ¡El mismo Dios nos dio vida en el vientre!  A ellos y a mí nos dio forma en la matriz! 16 »¿Acaso impedí la felicidad del pobre, o dejé que las viudas desfallecieran de hambre? 17 ¿Acaso me aparté para comer a solas, para no compartir mi pan con los huérfanos? 18 ¡Más bien, para los huérfanos fui un padre,  y protegí a las viudas como a mi propia madre! 19 »¿Acaso vi a alguien totalmente desnudo, y dejé al pobre sin un abrigo con qué cubrirse? 20 ¡Más bien, me bendijo de todo corazón cuando entró en calor con mis vestidos de lana! 21 »Jamás alcé mi mano contra el huérfano, cuando estuvo en mi mano impartir justicia. 22 ¡Que se me zafen los brazos sin miento! ¡Que se me rompan los huesos del brazo! 23 ¡Siempre he sido temeroso de Dios! ¡Ante su gran poder, nada puedo hacer!24 »Jamás puse mi esperanza en las riquezas, ni deposité en el oro toda mi confianza. 25 Jamás me alegré de que mis posesiones aumentaran por el buen trabajo de mis manos. 26 Jamás disfruté del sol radiante, ni de las bellas noches de luna, 27 con la idea de adorarlos en secreto y de enviarles un beso con la mano. 28 ¡Eso hubiera sido un gran pecado, pues habría pecado contra el Dios Altísimo! 29 Jamás me alegré al  ver caer a mi enemigo, ni me regocijé cuando le sobrevino el mal. 30 Jamás le pedi a Dios maldecir a alguno; para no pecar, prefería quedarme callado. 31 Jamás permití que mis siervos abusaran de alguno de mis huéspedes. 32 Jamás un extranjero que llamó a mi puerta pasó la noche fuera de mi casa. 33 »Si acaso como humano encubrí mis faltas, si guardé el secreto de mi maldad, 34 fue por temor al desprecio de los nobles y a lo que el pueblo pensara de mí; pero guardé silencio y no salí de mi casa.35 »¡Cómo quisiera que alguien me escuchara! Aunque mi enemigo me someta a juicio, confío en que el Todopoderoso hablará por mí. 36 Con mucho gusto aceptaré su juicio; con mucho gusto lo portaré como corona. 37 Le daré cuenta de todas mis acciones, y me presentaré ante él, orgulloso como un príncipe. 38 »Si mis tierras hablan contra mí, y lloran de dolor por lo que les hice; 39 si saqué provecho de ellas, sin retribución, o me aproveché de la bondad de sus dueños, 40 ¡que en lugar de trigo me rindan abrojos! ¡Que me den espinos en lugar de cebada!» Aquí terminan los discursos de Job. RVC.                  

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