!! Nadie !!, ...

Genesis 4: 6/8 6El SEÑOR le preguntó: «¿Por qué estás enojado y te ves tan triste? 7Si tú haces lo bueno yo te aceptaré, pero si haces lo malo, entonces el pecado te estará esperando para atacarte; te quiere dominar pero tú debes dominarlo a él». 8Caín le dijo a su hermano Abel: «Vayamos al campo». [a] Cuando llegaron, Caín atacó a Abel y lo mató. PDT.

... como Caín, acepta la responsabilidad por su injusticia, por su pecado, por su odio motivante, nadie que sea como Caín, reconoce y acepta al Creador, al contrario se afirma como asesino, usa la mentira para emboscar a su hermano, es decir a su semejante, e influido por el asesino, mentiroso y destructor; de rodillas ante las mentirosas imágenes de madres, patronas, patrones, animales, y demás de su idolatría, le pide con limosnas en la mano para pagarle, que le conceda todo lo que es necesario para adelantar su existencia de mentira, de asesinato, de robo, de destrucción, en que esta empeñado.

Pero Abel y todos los que son como él, conocen con integridad las consecuencia de sus actos, y aceptan su responsabilidad temerosa ante el Creador; la injusticia, el pecado, el odio que motiva, que anima a los que desobedecen a su Creador, es por fuerza del Espíritu reemplazado por Amor, por tanto aborrecen la mentira, y enaltecen el valor de sus hermanos, sus semejantes, pues son obra de Dios, ante quien amorosamente rinden adoración reverente enaltecedora de la gratitud, de la alabanza que nace de corazones estupefactos por el amor que reciben, el amor que "devuelven", como respuesta a la llenura del amor, la retroalimentación, de la fuente espiritual que es Dios mismo.

Efesios 2: 1/5  1Antes, ustedes estaban muertos para Dios, pues hacían el mal y vivían en pecado; 2 seguían el mal ejemplo de la gente de este mundo, y obedecían al poderoso espíritu en los aires, que gobierna sobre los malos espíritus y domina a las personas que desobedecen a Dios. 3 Antes nosotros nos comportábamos así, y vivíamos obedeciendo a los malos deseos de nuestro cuerpo y nuestra mente. ¡Con justa razón merecíamos ser castigados por Dios, como todos los demás! 4 Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. 5 Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios. TLA. 

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