!Obvio !, ...

Hebreos 12: 15/21 15Tengan cuidado de que ninguno de ustedes pierda el favor [a] de Dios, ni sea como mala hierba, pues esto los puede perjudicar a todos. 16No cometan inmoralidades sexuales ni le falten al respeto a Dios. Eso fue lo que hizo Esaú cuando vendió los derechos que tenía como hijo mayor a cambio de una sola comida. 17Ustedes ya saben que después trató de conseguir la bendición de su papá y, aunque la suplicó con lágrimas, él no se la dio, pues ya no podía cambiar lo que había hecho.

18[b] Ustedes han llegado a un nuevo lugar muy distinto del monte al que se acercó el pueblo de Israel. No han llegado a un monte que se puede tocar y que echa fuego. No es un lugar tormentoso, tenebroso ni oscuro. 19No hay sonidos de trompeta ni esa voz que el pueblo oyó y rogó no volver a oír jamás. 20 No soportaron la orden que se les dio: «Si alguien, incluso un animal, toca el monte, morirá a pedradas». [c] 21Todo parecía tan terrible que Moisés dijo: «Estoy temblando de miedo».
[d] PDT.

… predecible, lógico, superficial, es el panorama que desfila ante los ojos que "ocularmente" discurren proporcionando al espectador la "carga de su mente-alma-", que trata de entender, porque sabe que de algo así, no puede depender, en medio de la confusa y oscura mezcla que "toca sin ver", pero que a tientas, le da forma, sentido, esto es movimiento, aumentando mas y mas su ceguera, la que comparte, y es "impuesta", por la interacción con todos los demás espectadores, con los que se "estrella" continuamente en este mundo de profunda oscuridad, de gruesas tinieblas, en que reina satanás, disfrutando de la errática conducta de los "espectadores" ciegos que deambulan en círculos.

1 de Corintios 2: 1/16 1Amados hermanos, la primera vez que los visité, no me valí de palabras elevadas ni de una sabiduría impresionante para contarles acerca del plan secreto de Dios.[a] 2Pues decidí que, mientras estuviera con ustedes, olvidaría todo excepto a Jesucristo, el que fue crucificado. 3Me acerqué a ustedes en debilidad: con timidez y temblor. 4Y mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del Espíritu Santo. 5Lo hice así para que ustedes no confiaran en la sabiduría humana sino en el poder de Dios.

6Sin embargo, cuando estoy con creyentes maduros, sí hablo con palabras de sabiduría, pero no la clase de sabiduría que pertenece a este mundo o a los gobernantes de este mundo, quienes pronto son olvidados. 7No, la sabiduría de la que hablamos es el misterio de Dios,[b] su plan que antes estaba escondido, aunque él lo hizo para nuestra gloria final aún antes que comenzara el mundo; 8pero los gobernantes de este mundo no lo entendieron; si lo hubieran hecho, no habrían crucificado a nuestro glorioso Señor. 9A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman»[c].

10Pero[d] fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios. 11Nadie puede conocer los pensamientos de una persona excepto el propio espíritu de esa persona y nadie puede conocer los pensamientos de Dios excepto el propio Espíritu de Dios. 12Y nosotros hemos recibido el Espíritu de Dios (no el espíritu del mundo), de manera que podemos conocer las cosas maravillosas que Dios nos ha regalado.

13Les decimos estas cosas sin emplear palabras que provienen de la sabiduría humana. En cambio, hablamos con palabras que el Espíritu nos da, usando las palabras del Espíritu para explicar las verdades espirituales;[e] 14pero los que no son espirituales[f] no pueden recibir esas verdades de parte del Espíritu de Dios. Todo les suena ridículo y no pueden entenderlo, porque solo los que son espirituales pueden entender lo que el Espíritu quiere decir. 15Los que son espirituales pueden evaluar todas las cosas, pero ellos mismos no pueden ser evaluados por otros. 16Pues,

«¿Quién puede conocer los pensamientos del Señor?¿Quién sabe lo suficiente para enseñarle a él?»[g].Pero nosotros entendemos estas cosas porque tenemos la mente de Cristo.
PDT.

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